El óxido ferroso parte del infortunio de una fórmula química injusta, digo yo: FeO.
Pero, ¿cómo puede ser FeO lo que acontece por la mera razón del tiempo, que termina siendo la razón de la vida?
Nos oxidamos porque vivimos, y ese oxidarnos es lo que nos concede una pátina de elegancias que nos procura sabidurías y experiencias.
Oxidarse es crecer.
Los invito a saludar al FeO con esta mirada reconciliadora.
Salud!!
Hola!!!
ResponderEliminarNo estoy segura si logré publicar el comentario anterior, por si acaso.
Papito siempre es un placer para mí recibir estos trabajos tan bellos e inspiradores.
Te adoro.
Keep Working,
Mariale