Es siempre un momento especial. Parece que el vínculo que con el sol tenemos se revitaliza en la belleza de cada atardecer. Es como una nostalgia anticipada y cotidiana. Una de las formas más seguras de la esperanza.
Caracas es seductora. A pesar de todas las desventajas que le sabemos ver sus habitantes, no es fácil resistir su atracción. Aquí les regalo una vista.